Sunday, February 15, 2009

El Principio Unico - Parte 3 de 4

En el capítulo I de esta serie describimos como el Principio Único creó a sus Hijos a su imagen y semejanza, pura energía pensamiento, éstos hijos, pura inteligencia individual necesitó reconocerse y reconocer lo que lo rodeaba. Se vio girando alrededor de su Creador, lleno de una belleza y perfección, pero tuvo la necesidad del conocimiento y de su individualización. El principio Único les dio una gran tarea: conocer y ordenar su creación. Ellos, los hijos reconocieron que en la creación había elementos útiles y elementos aparentemente inútiles. Esos últimos elementos en contacto con ellos les producía un cambio que más tarde evaluarían en su total dimensión.

En el capítulo II, ante tanta creatividad el centro de la creación no pudo más y necesitó expandirse fuera de su núcleo y ocurrió el Big Bang. En ese expandirse de sus elementos, obviamente también se expandieron las energía pensamiento, los hijos del creador. Ellos fueron enviados hasta los más recónditos confines del Universo recién creado. Los hijos que quedaron cerca del centro en su necesidad de Conocer y entender la creación emprendieron entonces un viaje de reconocimiento hasta donde pudieron llegar, pasando por diferentes niveles o dimensiones y encontraron a sus hermanos más remotos que habían cambiado drásticamente.

Capítulo III: Es entonces que comprendieron que los hermanos que estaban en los confines del universo, al no poder alimentarse de su centro, se independizaron de Él y se convirtieron en sus propios pensamientos. Recordemos que, cuando el Principio Único los creó, infundió en sus cristales su propio ser. Eran hijos del Principio Único, por lo tanto cada uno de ellos era una mente, y la unión de millones de mentes diseminadas en el Universo sutil y denso formaban la mente universal.

Los hijos-pensamientos de la luz quisieron alejarse más, pero no pudieron: la lejanía de su centro les producía serios trastornos. Comenzaron a debilitarse; sus pensamientos no coordinaban, sus colores se opacaban, el ritmo disminuía. Asustados, tomaron el camino de regreso.

Cuando retornaron y se nutrieron de su centro, se restablecieron totalmente. Supieron así que nunca podrían separarse de su creador, y que este significaba para ellos la vida. Cuando llegaron a su realidad de luz, comunicaron a los otros todas las experiencias y vivencias, aumentaron sus conocimientos y entendieron que ellos también eran la mente. A diferencia de los otros, ellos no se alimentaban de sus propios pensamientos: ellos eran ideas-pensamientos.

Al estar cerca del creador y ser los encargados de la creación, eran creadores de ideas, y los demás, procreadores de pensamientos. Los seres de Luz entonces concluyeron que necesitaban de los pensamientos para crear más ideas, pues los pensamientos eran la materia prima para que la idea se realizara. Ese proceso lo llamaron retroalimentación y funcionaría así: Los seres de luz crearían ideas, y los demás seres se alimentarían de ellas, las ejecutarían y plasmarían, convirtiéndolas en pensamientos que, a su vez, retroalimentarían a las ideas, y así infinitamente.

Toda esa deducción era maravillosa, solo que ellos no contaron con que, cuando la idea fuese convertida en pensamiento y este estuviera diseminado en el todo, cada realidad la comprendería conforme el grado vibratorio en que se encontrara. Eso significaba que, si llegaba a los confines del universo denso, la idea no sería entendida, desarrollada ni remotamente plasmada, y eso sucedería porque la idea no podía ser igual para todos: las realidades eran muy diferentes.

Efectivamente, las ideas no podían proyectarse uniformemente. Entonces, los seres de luz entendieron que las ideas nutrirían SOLO a las realidades más cercanas a ellos; esas ideas se convertirían en pensamientos, serían desarrolladas en ese vasto universo, y luego regresarían convertidas en hermosos pensamientos, llenos de experiencias y vivencias, para continuar el ciclo de creatividad.

Los seres-pensamientos que se encontraban más alejados y densos pensaron que, así como ellos se nutrían de ideas de los seres de luz, también ellos podrían alimentar a aquellos que se encontraban en las realidades más densas, transmitiéndoles lo aprendido. De esa forma, las ideas podrían llegar lo más lejos posible, y así también recuperarían a sus hermanos perdidos en el universo.

Así lo hicieron: las ideas eran creadas por los seres-ideas-pensamientos de la luz y descendían poco a poco. Primero eran captadas por los grados más cercanos, los cuales las trabajaban, las transformaban, y por último, las entendían. Cuando llegaban al entendimiento, las emanaban a los otros grados, para continuar alimentando a la mente universal. Cada realidad que había trabajado la idea la compartía con el grado posterior; de esa manera, la idea no se distorsionaba y se adaptaba gradualmente, según las necesidades de su realidad. Percibieron que, de esa forma, la idea se desarrollaría con perfección.

Solo que, cuando llegaba a la realidad densificada y petrificada, esta ni la captaba ni la absorbía: las ideas para esas realidades eran totalmente inservibles.

–Esto es trascendental para que podamos entender más adelante el por qué casi todas las iglesias, instituciones religiosas, organizaciones iniciáticas, sectas, etc., al alejarse y no recibir más la Luz se olvidaron de sus orígenes y comenzaron a alimentarse de sus propios pensamientos y en ese círculo vicioso se comenzaron a engañar, olvidar y creer sus propias mentiras… lo llamaron “usos y costumbres”: su ego había reemplazado la LUZ-.

Fue así como comprendieron que el Universo se dividía en realidad superior y realidad inferior. Con ese conocimiento, el ser-pensamiento llegó a un entendimiento global de su realidad, sumado a los estudios profundos que realizaron.

Así pudieron también ubicarse en la realidad de su existencia, y la vieron así: El universo era circular. Lo dividieron en nueve dimensiones; cada una de ellas comprendía miles de millones de planos y grados. La diferencia entre ellas dependía del ritmo, color, forma, frecuencia, vibración, creatividad, etcétera.

Las nueve dimensiones eran, del centro a los más alejados:
La 9na. La Dimensión Sublime
La 8va. La Dimensión Divina
La 7ma. La Dimensión Etérea
La 6ta. La Dimensión Perfecta
La 5ta. La Dimensión Regular
La 4ta. La Dimensión Secundaria
La 3ra. La Dimensión Primaria (la nuestra)
La 2da. La Dimensión Inferior
La 1ra. La Dimensión de Creatividad.

Sabían que en ese vasto universo se encontraban sus hermanos, diseminados en diferentes expresiones de existencia, como cristales-células, cristales-órganos, cristales-sistemas; unos adelantados en su conocimiento, otros muy atrasados, aquellos sutiles y otros burdos; todos hermanos.
En la publicación “Tendencias Científicas” de fecha 9 de Febrero del 2009, de ((www.uopxinternational.com) se menciona que se han detectado huellas de otras siete dimensiones en el Universo. Esto es, un mapa alternativo de la energía cósmica en el Big Bang corroboraría la Teoría de las Supercuerdas. Físicos norteamericanos han detectado huellas de dimensiones adicionales en el Universo, analizando los datos de los primeros momentos de la formación del Universo obtenidos mediante satélites. Utilizando geometrías matemáticas simples, han podido reconstruir un mapa de energía alternativo de aquellos momentos primigenios en el que se aprecian indicios de al menos otras siete dimensiones. Aunque los datos obtenidos no pueden considerarse concluyentes, de confirmarse demostrarían la validez de la Teoría de las Supercuerdas (será otro tema futuro).

Hoy en día, el todo, la realidad misma, está madura. Podemos decir que el conocimiento que contiene la mente universal está casi completo. Nada ha escapado, y para lograrlo necesitaron el orden. Sin este elemento, no lo hubieran conseguido. Mente y pensamiento, unidos a la energía, crearon a su hijo, llamado universo. Un hijo que ha respondido maravillosamente, un hijo que también ha crecido y se ha desarrollado tanto que hoy se puede considerar un hijo amoroso y responsable.

Sabemos, entonces, que todo se generó del Principio Único. ¿Cómo se generó? ¿Cómo creaba? ¿Qué son los elementos? Para entenderlo, tenemos que saber de qué estaba formado. Dijimos anteriormente que su centro estaba lleno de miles de millones de cristales que se movían, chocaban entre sí y, cuando lo hacían, se producían descargas eléctricas, generando movimientos incontrolados y un calor muy intenso.

EL NUCLEO o NIMEO
Al principio, ese movimiento no era entendido. Los seres-ideas descubrieron que esos cristales, unidos a otros elementos, automáticamente se impulsaban, con lo cual surgían el movimiento, el ritmo, la vibración, la forma, el color, la frecuencia, etcétera. Entendieron que esas descargas eléctricas eran producidas por el núcleo de esos cristales, que emitía una frecuencia tan aguda y alta que se confundía con una descarga eléctrica. Esa frecuencia atraía los elementos, y esos, al unirse con otros, derivaban en movimientos.

Ese núcleo fue llamado nímeo. Llegaron a la conclusión de que el movimiento no se creó: existió siempre en el nímeo, en el núcleo. Los seres-ideas descubrieron también que toda la creación era formada de nímeos, y que era así como la vida se generaba. El nímeo sería conocido en el universo entero como la partícula más pequeña. Comprendieron también que todo lo existente tenía ese principio.

EL CRISTAL
Continuando con las investigaciones, comenzaron a estudiar al cristal. Estos eran leves, parecidos a una esponja, de un tejido entrelazado y muy fino que formaba figuras geométricas; podríamos compararlos con las esporas. Cuando el deseo de los seres-pensamientos surgía, esos cristales-esporas-nimeos absorbían otros elementos que acompañaban ese deseo. El núcleo —o sea, el nimeo— se encargaba de mezclarlos y, dependiendo de la fuerza o intención del deseo, producía la fuerza de la descarga y, con ello, el resultado final del pensamiento.

El nimeo poseía en sí mismo otros elementos que el Principio Único le había legado, como la fusión, el sincronismo, la maleabilidad, el ajuste, la intercepción, la capacidad, el volumen, el peso, la compatibilidad, la duplicación, el nivel y otros más.

Los cristales forman al Principio Único.
Él fue creado primero en estado gaseoso (cristales-esporas gaseosas-aire); luego fue transformado en líquido (cristales-esporas líquidas-agua), y por último en sólido (cristales-esporas sólidas-tierra). El creador pasó por un proceso de desarrollo, y los cristales también sufrieron transformaciones y evolución. Los cristales se expresaron según el deseo y la necesidad. Estos cristales se conocen comúnmente en el universo como energía. Son miles de millones de realidades, formas, colores, ritmos, signos y vibraciones. Son el principio del todo; de aquí partió todo lo demás.

A la vida, ustedes la llaman alma. Son los cristales, que dan vida y movimiento al universo. Si estos cristales unidos son sutiles, leves, de colores claros y brillantes, serán llamados espíritu o energía sutil; mas si son densos, oscuros, opacos y sin luz, serán llamados materia o energía densa.

La realidad es un todo; la diferencia de calidad en los cristales y el resultado que el nimeo tiene en su deseo creador marcará la diferencia. De esta manera, la función de los cristales caracterizó a los elementos y los ordenó, clasificándolos según la intensidad. Esta fue dividida por los seres-pensamientos en dos fuerzas: masculina y femenina.

Cuando el Principio Único creaba, la emanación de sus creaciones tenía diferentes expresiones e intensidad. Una era fuerte, dinámica, de colores vivos, de tejido resistente, con ritmo, vibración e impulsos poderosos. Esta fuerza fue llamada fuerza masculina. La otra era de cristales pequeños, delicados, colores suaves, ritmo y vibración cadenciosa, y fue llamada fuerza femenina. Estas dos expresiones se complementaron, y cuando el deseo surgía, la creación se expresaba, determinando la creatividad.

CONCLUSION
A través de esta explicación comprendemos que el universo está formado de cristales que son llamados energía. Es esta energía la que da la vida, y una vez que tengamos la vida, seremos eternos. Las dos fuerzas: masculina y femenina, determinaron la creación. Todo fue creado por la intensidad del deseo.

Cuando se produjo la gran explosión, esas dos fuerzas se moldearon, y cuando los cristales de las dos expresiones comenzaron a fusionarse, procrearon infinidad de formas que contenían las características de ambas: creación sobre creación. La energía generadora de ideas y pensamientos basaba sus creaciones en la fuerza del deseo, y esa fuerza tomaba una forma y característica, expresándose en algún momento en la creatividad, como formas armoniosas o distorsionadas.

El deseo compactaba la energía y creaba. Todo en el universo es creación de ideas y pensamientos. Todo lo que sus ojos ven es expresión de la creatividad. El creador no creó las formas: solo dio los elementos para que estas se crearan. Son los seres -ideas-pensamientos quienes plasmaron y ejecutaron todo lo existente, y lo lograron porque desarrollaron el deseo creador, que cada realidad y dimensión entendía o podía percibir. Los elementos que el creador proporcionó eran la materia prima legada a sus hijos, para que el pensamiento alcanzara la realización de la creatividad.

Los seres-ideas-pensamientos son los arquitectos del universo. Su creador fue el Principio Único o Dios. Todo lo existente fue creado a imagen y semejanza de ellos mismos y de sus propios deseos. El universo es un espejo que devuelve la imagen de sus propios constructores. Ley de la causa y efecto. El Universo es y será lo que ustedes quieran ver y ser.

En el próximo y último capítulo del Principio Único sumarizaremos el mensaje comprendido de la razón de nuestra existencia. Posteriormente empezaremos a estudiar cada una de las dimensiones, empezando por la más cercana al Creador.

Hasta la próxima mis queridos hermanos.

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