La Ambición

Una de las razones de la caida de Luzbel, tan largamente informada en la religión católica, me ha sido explicada desde otro punto de vista por un hermoso libro canalizado por Franca Schramm, mi hermana espiritual, Italiana-Peruana a la cual conocí en México en los ochentas y que vive en Brazil desde fines de esa década.

La rebelión de Luzbel fue en el fondo originado por una enfermedad, él obtuvo el virus de la ambición al ser considerado Dios por los primeros habitantes de la tierra (nosotros los densificados), y ya nunca pudo curarse. Fue por ello que la Federación Cósmica lo puso en cuarentena en esta parte del Universo. Pero por su poder nos convertimos en víctimas de su influencia.

Con dos preguntas iniciales trataremos de definir qué es la ambición. Recordando e informando, que los Maestros Masones combaten tres cosas en su vida y una de ellas es La Ambición. Ojo que muchas veces son ellos mismos los que caen enfermos con ese virus.

1.- ¿Cómo el virus de la ambición no deja a los densificados (humanos) avanzar en su evolución y elevación? La ambición es un virus que penetra en la densidad de las energías-pensamientos, conteniendo al pensamiento dinámico y activo. Este virus tiende a diversificar a las energías-pensamientos. Eso significa que la energía nunca queda satisfecha con lo que obtiene: siempre quiere más y más y jamás llega a llenar el vacío de su ambición.

Es un virus retroactivo y muy dañino, porque para obtener sus propósitos se vale absolutamente
de todo lo que está en su paso o frente a él. Este virus, a través de su avance, forma mutaciones, y cuando se piensa que se obtuvo una victoria y que se erradicó, emerge tan transformado que muchas veces no se le reconoce. Queda escondido, camuflado, mas después de un tiempo recobra su verdadera faz.

2.- ¿Cuál sería la transformación de ese virus? ¿Podrían darnos un ejemplo? El virus de la ambición se puede camuflar perfectamente adaptándose al medio ambiente en que se encuentra. Se le llama también ‘el virus de las mil caras’. Tiende a esconderse de su verdadero origen y de su verdadera intención. La ambición tiene muchas veces la cara de humildad, sinceridad, amor, sacrificio, bondad, etcétera. Aparentemente estas energías pensamientos dan esa apariencia; sin embargo, interiormente son otras las causas que impulsan a esta energía-pensamiento.

Veamos:
Tenemos a una persona que aparentemente hace el bien, siempre está trabajando para el bienestar de sus semejantes. Las otras personas que la observan, piensan que es una persona maravillosa, dedicada, buena y sacrificada, que al realizar esos actos de donación de amor y bondad, merece el cielo y la santidad.

Veamos la parte negativa de esta energía-pensamiento:
Tal vez lo que mueve a esa persona a realizar actos de donación no es ni el amor, ni el sacrificio, ni la bondad. Lo que activa el pensamiento de esa persona es la ambición de llegar a ser alguien famoso, que las otras personas hablen de él maravillosamente, o tal vez lo que le gustaría es ganar un premio Nóbel, porque solo así él sería una persona realizada. Llegamos a la conclusión de que el verdadero origen de su actividad es activado por el virus de la ambición o por la vanidad, el orgullo, el ego-enfermo y la soberbia, tantos que no alcanzaríamos a enumerar. Estas son las mil caras que el virus tiene.

Por ello debemos de estar siempre atentos de conocer exactamente las razones que nos empuja a realizar actos aparentemente positivos. Una vez determinada la razón que nos empuja ha ciertas actividades, debemos de corregir la situación, moviéndonos detrás de bambalinas para que la parte virulenta no tome control de nuestro ego.

Luzbel fue el iniciador y creador del Principio Único de la masa encefálica. Él y sus seguidores regrabaron a las energías-pensamientos, abocándolas a una existencia totalmente material. Se desligaron del conocimiento universal y no obedecieron las directrices de los voluntarios; iniciaron con su rebeldía un nuevo Principio Único, que comenzó con su creador: Luzbel. Este inició las nuevas directrices negativas que hasta hoy proliferan y contaminan las energías pensamientos de la realidad inferior.